sábado, 24 de junio de 2000

Quebrantahuesos 2000


¡¡¡¡ Una QH al zurrón !!!!

En una cena de navidad, en un momento en el que la gente empezó a decir cuáles eran sus ilusiones e intenciones para el año venidero, a mí no se me ocurrió otra cosa que pensar en la Quebrantahuesos, y entonces cuando me tocó a mí dije: "Yo este año quiero hacer la marcha Quebrantahuesos". Claro, lo que me tocó a continuación fue explicar que era eso de los "...huesos".

A partir de ese momento, asumí una responsabilidad y así empecé un autoprograma de preparación que incluía primero carrera continua combinándola con bici de montaña y más adelante sería momento de estrenarme con alguna marcha y así hasta alcanzar la fecha cumbre del 17 de Junio....

En la salida estaba nervioso. Había mucha gente, se respiraba inquietud. Cuando sonó el chupinazo lo primero que pensé es "qué locura esta de recorrer más de 200 kms" pero el caso es que si no querías ser atropellado había que estar listo, no quedarte pensando en las musarañas y apretar de lo lindo.

Llegamos a Jaca en un momento ya que íbamos a una velocidad tremenda. Yo veía una velocidad media en mi reloj que nunca había visto, ¡ más de 38 Km/h !

Con un poco de miedo metido en el cuerpo después de comprobar la velocidad me propuse hacer la subida a Somport suave con el fin de quemar las fuerzas mínimas. Pensaba en lo que quedaba por delante y esto me hacía frenar mis ímpetus. Además, como no encontraba a nadie conocido, me "obligaba" a disfrutar del paisaje. De esta manera se me hacía más amena la marcha. En esta subida hay unos paisajes preciosos que, creo yo, muchos no acaban de saborearlos en su justa medida.

En el avituallamiento me paro y estoy un ratito comiendo y bebiendo. Me quedo observando cómo se forman mogollones y como la gente va en general un poco estresada. No digo nada, a mí también me pasa. Es contagioso. En el fondo de casi todos nosotros se encuentra un competidor (en muchos casos de uno mismo).

La bajada me gustó. Creo que a esa hora había una temperatura ideal y el hecho de avanzar kilómetros sin esfuerzo me agradaba. Al mismo tiempo iba repasando lo que quedaba de etapa.

Así llegamos al famoso cruce a la derecha que conducía a la Marie Blanque.  Las piernas las llevaba perfectas, no notaba cansancio alguno. Por más que buscaba alguna cara conocida no veía a nadie. Por otra parte pensaba que de esa manera no estaba sujeto a disciplina alguna e iba a mi aire.

La primera parte del puerto es muy bonita y fresca. La carretera discurre por el cauce de un río y el paisaje es idílico. Luego cambian los porcentajes y la carretera se retuerce hacía arriba con una sucesión de curvas en las que no existe descanso alguno por mucho que tu mente quiera imaginar en cada vuelta un trozo planito.

En la parte dura me coloqué el 30x23 y con un ritmo vivo me mantenía bien pero sin forzar la maquinaria. Yo, como muchos de nosotros, me recordaba a cada momento las palabras de Ramón. "Si fuerzas en la Marie Blanque, el Portalet es tu tumba". Y así seguía subiendo. Me sorprendía la cantidad de gente que subía andando. Yo subía sobre mi flaca como un machote... pero con plato de mariquita.

Que duros se hacen los kilómetros con esos porcentajes. Más duros todavía cuando desconoces el terreno. El caso es que al final llegue arriba y estaba extenuado.  Parece que veía a Ramón otra vez con el índice levantado diciendo "Si fuerzas en la Marie Blanque, el Portalet es tu tumba". También recordé a Enrique Velo cuando comentaba que tenía ganas de un baile con la Marie Blanque. Ya lo sabes, es el chotis el que se baila con ella: agarrrrrrado.

En el avituallamiento sólido otro paisaje precioso y parada. He de decir que paré en todos los puntos de avituallamiento, tanto líquidos como sólidos. Sigo sin encontrarme a nadie y ya empiezo a estar mosqueado. "Van todos por delante, seguro".

Con un ritmo tranquilo llegamos al otro famoso cruce. El Aubisque, me suena de las tardes del Tour. El Portalet, 29 Km, me suena a película de suspense. Cómo voy a digerir esta pasada de kilómetros hacia arriba. En fin, me armo de paciencia, me adelantan unos cuantos pero otra frase "el que empieza como un viejo...." Al grupo que me adelantó lo alcanzo al cabo de pocos kilómetros y al final se va desgranando y nos quedamos unos poquitos. Después de las sombras llegan las solanas y se ve la carretera como discurre hacía lo lejos... y hacia arriba claro.

Alcanzo el avituallamiento líquido a falta de pocos kilómetros de coronar y aquí me encuentro al primer conocido, mi amigo Ronald que tiene problemas de estómago. Igual que le ocurrió en Requena. Estoy con él un ratito y me marcho porque no quiero enfriarme (no reíros eh?) y tengo ya unas ganas de llegar arriba que no lo sabe nadie.

Para coronar tengo además una motivación especial: mi mujer, Ana, debe estar esperándome. Por más que miro no la encuentro. Siento un poco de decepción y hago los últimos quinientos metros con un cambio de ritmo importante que hace que avance unas diez o quince posiciones. Me lanzó a tumba abierta y llego al siguiente avitualla. donde ahora sí encuentro a Ana. Es una satisfacción muy grande, es la primera vez que "van a verme". Paro un rato y ahora sí, llegan Faco, Fernando y Juan Pablo de Cáceres. Que locura, después de tantos kilómetros sin nadie a la vista y ahora de golpe un pelotón completo. Nos hacemos una foto de combate y nos vamos juntos.

Bajada potente y gustosa. Yo me he recuperado bastante bien del castigo del Portalet pero el desvío de la Hoz no hace gracia a nadie y a mí tampoco. El caso es que voy subiendo bastante bien pero de pronto me alcanza Faco y me sobrepasa. No puede ser, le cojo rueda y me voy detrás de él. Cuando cambia de plato a falta de pocos metros empieza a maldecir, ha fallado el cambio. Lo sigo y en el alto nos ofrecen un vaso de agua. Está feo rechazarlo, Faco también lo acepta. Tris, tras, Faco ha desaparecido. Me lanzó, lo alcanzo con la vista. Va en un grupo de unas seis unidades. La carretera es muy cerrada y no me fío de las curvas. El caso es que cuando alcanzo al grupo, Faco ya no está.

El resto del recorrido es la bajada a Sabiñánigo. Bajada de potencia pura. Nos juntamos un grupo en el que sólo tiran Fernando Silió, otro (el de la Once "doiche bank") y yo. No hay manera de que nadie más pase el relevo. . Luego, faltando un kilómetro todos parecían titanes. Llegué el primero a Sabi pegando un tirón final pero el guardia me decía que la meta estaba en un último "monte del calvario".  Aquí ya no tenía ganas de forzar la musculatura más y desistí del sprint.

La QH es una experiencia maravillosa y no me arrepiento de los muchos momentos de sacrificio que he hecho para poder llegar en condiciones de terminar. El día resultó muy caluroso y fue doblemente difícil para todos.

A aquellos que no pudieron terminar me gustaría decirles que se den cuenta de lo mucho que han aprendido en este día. Se aprende mucho más de las derrotas que de los éxitos. Y también les felicito por saber tomar la decisión de la retirada a tiempo. No es fácil.

Muchas gracias a todos los que nos habéis dado ánimos y luego felicitaciones.

...Y Felicidades al nuevo casado José Ramón Barrero que de luna de miel se subió al Marie Blanque.

sábado, 20 de mayo de 2000

Sierras de Moratalla 2000

Mi primera Marcha Cicloturista


Este es el relato de mi primera marcha cicloturista, Moratalla’00. Bonito sitio para bautizarme. A las 6:00 del Sábado tocó darse el madrugón. El cielo en Murcia estaba despejado pero llegando a Moratalla fue torciendose hasta quedar todo cubierto.

En la salida coincidí con Joserra y Juanma, mis compañeros de club puesto que yo me inscribí como "Ciclistas en la Red", club ciclista virtual creado en torno a la todavía muy incipiente y tierna red Internet.

Hablando sin referencias, pienso que la organización estuvo muy bien, los avituallamientos correctos y bastantes (yo paré en todos), las curvas peligrosas indicadas con banderolas rojas, tres ambulancias (alguna creo que tuvo que trabajar desgraciadamente), asistencia técnica (a Juanma tras una avería en su rueda trasera le reemplazó Antonio Larcia (dueño de mi tienda habitual de Murcia) la rueda en menos de 30 segundos con posterior empujón para tomar velocidad), indicación de distancia a los puertos, etc... Los "peros" fueron los menos: para muchos como yo el agua caliente de las duchas fue una ilusión que no se concretó y el otro pero fue que los diplomas salieron demasiado tarde.

En la salida, 540 participantes escuchabamos las palabras de ánimo de Antonio Alix, el homenajeado por la organización antes de dar la salida sobre las 9:30. Un cañonazo y un estridente claqueteo de las calas sirvió para que enfilaramos de entrada 12 Kms del primer puerto del día, Alto de los Alamos. Con ritmo tranquilo la gente fue cogiendo posiciones. Yo subía con Joserra y con Juanma que, dando tironcillos nos quería animar a tirar hacia adelante pero nosotros ni caso. Quedaba muuucho por delante y el primer puerto debía ser un calentamiento más que un calentón.

El tiempo hasta entonces era ideal, un ligero fresquito y nada de viento. Una vez ascendido el segundo puerto (muy suave) del día llegaba la zona más "estable" del recorrido. Aquí formamos un grupo de unas 20 unidades en el que se rodaba muy bien. Después del avituallamiento, en el que cargó comida (por dentro y por fuera) el grupo va deshaciéndose. La subida a Nerpio la hago cómodo, siempre a mi ritmo que resulta ser el de los demás acompañantes. Continuamente voy mentalizándome de que llegará el Puerto de Benizar a darme un mazazo y me reprimo a la hora de acelerar la marcha.

A pesar de que había estudiado el recorrido, el Alto de Yetas me sorprende, no lo había catalogado bien. Aquí empiezo a sufrir el llevar un desarrollo no apto para mi condición física en determinados puertos. Aún así, enlazo bajando con el grupo de Juanma y Joserra aunque a estas alturas el inquieto Juanma ya no puede reprimirse más y nos abandona definitivamente. A partir de aquí, nos quedamos Joserra y yo pedaleando tranquilamente con un terreno que aunque picado tiende hacía abajo. Aprovechamos para hablar un poco de nuestras cosas y así llegamos a Letur.

En Letur, con un centenar de kilómetros ya en las piernas, empieza a llover. Al coronar el n-simo puerto nos ponemos los chubasqueros que ya no nos quitaremos. Es lluvia fina pero continua que provoca que unido a la temperatura que baja por momentos las manos se queden como carámbanos (y los pies también).

Total, que estamos ya en Socovos y ahora empieza lo divertido. En el avituallamiento paró y decido que debo comer bastante. Pico plátano, manzana, dulces y cargo avellanas y orejones de albaricoque. Joserra decide que prefiere seguir y lo pierdo de vista. Al arrancar siento una pereza tremenda de seguir pedaleando teniendo en cuenta los kilómetros realizados ya (120), el tiempo de perros que hace y la subida que me espera.

Oootra vez a la bici y "parriba". Llego al pueblo de Benizar y no me anima ni la  gente. Estoy mustio. Sigo hacía arriba y llego a un muro de no más de 50 metros pero muy duro. ¿Qué pasa?  No avanzo, a malas penas consigo dar pedaladas, la respiración bien pero las piernas no responden. Un chaval me dice que si me empuja y le digo que no lo dude. Una sensación de alivio se convierte de repente en otra contraria. Miro hacia atrás porque tengo la sensación de que el mismo chaval que me empujó ahora me agarra hacia abajo. No, no está, ¿He pinchado? No, tampoco. Nada, me pongo de pie y empiezo a tirar de brazos (Ahora me duelen más los brazos que las piernas) Superado el muro me estabilizó y consigo establecer un ritmo.  Varios me pasan pero veo uno por delante que va más despacio que yo. Esto me da fuerzas de no se donde y sigo. Veo a gente que sube remolcada y más fuerzas que me llegan del ego.... Llego por fin arriba.

Joserra ha sufrido también una crisis subiendo Benizar y lo he alcanzado. Nos dejamos caer como hojas de otoño, pura gravedad. Poco a poco parece que voy cogiendo tono. Como sopla un poco de viento ahora, me coloco delante para tirar un poco. Al cabo de un poco me doy cuenta que voy solo. Miro a mi alrededor en el valle del Campo de S.Juan y todos vamos de supervivientes, solos. La lluvia ha hecho daño. El terreno también, en ningún momento da ritmo, es un continuo subebaja.

Para mi sorpresa, me voy recuperando y me uno a dos ciclistas (Kelme y Soc.Vitoriana) con los que llegamos a un buen entendimiento y vamos superando gente. Joer, que acabo llevandome los puntos de los dos puertos que quedaban y más contento y feliz que una pita me dejo caer en los 12 Kms últimos que eran de bajada, peligrosa eso si.

En la meta, puesto 333 para hacer 168 Kms en 7:28 (A mí me salieron 175Kms en un tiempo de pedaleo de 7:08) lo que me hace tener una sonrisa de oreja a oreja.

Me quito el sombrero para Juanma y Joserra que marchan hacía Málaga (400Kms) para hacer la Eduardo Chozas. Yo soy un feliz hombrecillo, ellos son hombres.

En la próxima marcha (Requena) espero tener ya mi Zeus nueva con trrriple plato y poder defenderme mejor en los fuertes desniveles. Lo único es que dejaré de ser la nostalgía del ciclismo de antes con mis calapies y mis manetas de cambio en el cuadro.

Un saludo feliz.

(Crónica publicada en su momento en la Ciclolista)