lunes, 20 de mayo de 2002

Sierras de Moratalla 2002

Mi Mejor Moratalla

A las 7 de la mañana salimos en coche desde Murcia. Durante el camino le voy indicando a Carlos Moukarzel, al que he tenido como invitado en casa, las sierras que vamos dejando a un lado y a otro de la carretera: Carrascoy, Espuña, Ricote, Bullas,... al final y al frente Moratalla. Él es la segunda vez que viene, yo la tercera y ambos nos estrenamos aquí en marchas de estas características en el año 2000.

Una vez recogidos los dorsales y preparadas las bicicletas me encuentro con mi compañero de fatigas en Bélgica Quico Ràfols y con su mujer. Un poco más tarde con el resto de la expedición a Flandes: David, Alex y Alfredo, sólo falta Jean Marie. En la salida me encuentro a Juanma Gavilán con el maillot histórico de la Ciclolista.

La salida es criminal en esta marcha y salgo con mucho tiento subiendo todo lo relajado que puedo. Aquí voy con mis compañeros de club (CC Moto5) pero subían demasiado rápido para mis intenciones. Me debatía entre seguir con ellos o descolgarme y subir más cómodo. Finalmente me decanté por lo segundo aunque los mantenía a la vista en todo momento pero cada vez un poco más lejos. A falta de un par de kms veo pasar a un grupo del CC Jumilla que ya los conocí en la Marcha de El Pistón y sé que ruedan muy bien por lo que en ese momento me "enganché" a ellos.

A partir de estos 10/12 kms de subida viene una zona en la que se rueda a plato pero no es ni mucho menos llano. El viento contrario además hace más dura esta zona pero después de unos difíciles kms en los que sufro bastante y en una ocasión incluso me quedo cortado, al final contactamos con el gran grupo, de unas 50 unidades, en el que van mis compañeros del Moto5 y transito sin más novedad que pensar en todo momento que vamos muy rápidos porque, la verdad sea dicha, aquí el hecho de ir en grupo no es una ventaja tan apreciable como pudiera parecer.

El alto de Nerpio no tiene más de dos kms con una dureza significativa, pero el tren impuesto en los kms anteriores hace que el grupo se reduzca sensiblemente y yo pierda por detrás a dos compañeros de club. Decido seguir con una grupeta que ha quedado y cruzamos el pueblo de Nerpio, que está muy concurrido en estos momentos, con mucha gente animándonos. Esto siempre se agradece.

Sin mucha más historia enseguida se afrontan las largas y duras rampas del Alto de Yetas. Aquí pongo mi platín 30 y colocándome cómodo en el sillín voy subiendo con calma y totalmente a mi ritmo. Al fin y al cabo sé que al llegar arriba está el avituallamiento y voy a parar un poco a descansar. Eso al menos creía.

Cuando llego al avituallamiento me espera Taffone (sí hombre, el gran Alfredo Vañó de Elda que ha venido a disfrutar del ambiente) con todo preparado para que no pierda tiempo. Me calza dos barritas en el maillot, un bocadillo, me rellena los bidones y me pega un empujón. "¡Corre, venga, no pierdas más tiempo!" Joer!!??, estoy todavía que no se muy bien que ha pasado pero el caso es que vuelvo a estar en ruta. Así que mi idea de parar un ratito se esfuman porque... "ya está ahí delante una grupeta que me puede venir bien". Decididamente, estoy enfermando gravemente. ;o)

Recuerdo perfectamente la película. Voy sensacional bajando Yetas y en ESE repechón que invita subirlo con plato y a base de fuerza de pronto CATACRAK, un fuerte calambre me deja la pierna hecha un asco. Por fortuna, eso fue el año pasado y ahora, además de pasarlo con mucho cuidado, cruzo los dedos ;o)

Los kms que siguen a continuación permiten un cierto relajo aunque seguimos rodando muy rápidos, siempre guiados por los jumillanos que no paraban de tirar. En los 35 kms siguientes perdemos la altura de 1100 hasta los 700 mts. de las Casas del Pino. Aprovecho para comer y beber en abundancia.  

La zona sigue ahora con la tónica habitual de esta marcha: subidas y
bajadas sin ninguna homogeneidad, rampones y más rampones que te obligan a utilizar continuamente el cambio. Después de Letur hay un puertecillo que me gusta mucho porque creo que es el único que mantiene durante un par de kms su desnivel y además es como a mí me gustan: 4/5% aprox. Aquí hago una subida muy bonita y llego arriba al avituallamiento con muy buenas sensaciones. 

Después de una ligera parada salgo tranquilamente esperando alguna rueda que coger (qué buitre). De momento sólo ha llegado uno que se me ha agarrado por detrás :o), pero más tarde llega un valenciano y nos lleva unos cientos de metros hasta que llegamos al cruce de Socovos y empiezan unas rampas que hace que nos separemos. Ahora voy solo y la verdad es que muy bien porque así no tengo disciplina de grupo.

Ya estamos en Socovos y aquí ya sé que empieza la verbena. Me pregunta uno  que cuántos kms son de puerto y no sé muy bien que decirle porque creo que el puerto en sí empieza en Benizar y son unos 6 kms pero es que hasta llegar a Benizar ¿qué?

Pues hasta llegar a Benizar está el trozo que menos me gusta porque te encuentras como media docena al menos de rampas que estarán rondando el 10% y que te machacan las piernas. La última es en el mismo pueblo y aquí había unos niños que te preguntaban el nombre para empezar a cantar: "José María, José María,...". Estuvo muy divertido.

A partir del pueblo de Benizar la carretera se encajona entre las montañas. Hay que meter todo en las primeras rampas puesto que tiene porcentajes muy altos aunque no son muy largos afortunadamente. Con mucho cuidado de no cascarte y habiendo pasado el principio puedes coger algo de ritmo en un trozo que ves como va trepando hacía arriba. Unas pendientes del 7 hasta el 11 o 12 % son las que te encuentras y en las que voy haciendo 2x1; paso a dos y me pasa uno. Llegando a la curva observo que están mis amiguetes Alfredo y Rosa que me vuelven a recargar los bidones. Qué lujo!

A llegar al altiplano de Zaén, volvemos a hacer una grupeta. Ninguno de nosotros para en el avituallamiento líquido (a mí está claro que no me hace falta porque acabo de repostar) y empezamos a cruzar las bonitas llanuras del Campo de San Juan. Como me veo muy recuperado decido pasar un rato el relevo en el grupo pero al rato me sorprendo porque no llevo nadie a rueda. De modo que sigo tirando solo con rabia deseando llegar cuanto antes a meta. Veo unas unidades por delante y ellos son mi objetivo, me encuentro fenómeno.

Uno de estos adelantados resulta ser mi compañero de salidas David Falgas que ha ido todo el día por delante de mí. Está hecho un animal, lleva muy pocos kms en las piernas pero tiene mucho pundonor y mucha clase. Estando hablando con él, ya con un ritmo un poco más bajo de pronto me arrea un calambre la pierna derecha. ¡Mecachis, qué rabia !. El tirón muscular me obliga a soltar a la grupeta con la que iba y tras unos ratos de incertidumbre en los que no sé si tendré que pararme o no al final me recupero.

Poco a poco, y a base de pedalear con una cierta técnica extraña, la pierna va recuperando algo su normalidad y encumbro el penúltimo puerto. Bajando me vuelvo a encontrar bien. Me uno a un par de tíos que van como motos y coronamos el último puerto sin novedad.

Ahora viene lo mejor de la marcha, que aunque sepas que te quedan 12 kms, como son en bajada pues los gozas como un enano. La bajada la hacemos bastante rápidos los tres y llegamos a meta marcando un tiempo de 6:17:30 reales, 6:07 de pedaleo para 169,5 kms que me salen en el cuentakms y que hacen una media de 27.7.

Así que, por primera vez en mi corta vida ciclista, consigo un diploma de oro aunque para mí lo importante fuera el acabar bien y sin excesivos problemas físicos.

Este año he notado una mejoría en la participación. Creo que van lentos (en el crecimiento) pero seguros, porque la organización es sobresaliente. Había masajistas, duchas con agua caliente (este año sí), los diplomas rápidos, voluntarios en todos los cruces conflictivos y curvas peligrosas, buena cobertura de la G.Civil, ambulancias, helicópteros de Protección Civil, avituallamiento de primera calidad y sobre todo y creo que es muy importante, una atención y una exquisitez en el trato mayúscula por parte de todo el servicio de organización.

Después de la ducha y los macarrones con cerveza (mmmh, qué ricos) tuvimos la suerte de encontrarnos un montón de ciclolisteros y comentar las incidencias de la jornada y los planes para el futuro: Sierra Norte, Cubino, Infierno del Sur, Quebrantahuesos, Marmotte, eran los temas preferidos de conversación. Así que, hasta la próxima aventura que si nada lo impide será para contar  como es el Pto de las Batuecas, desde mi globero punto de vista, claro.

(Crónica publicada en su momento en la Ciclolista)