domingo, 7 de octubre de 2001

Marcha El Pistón 2001

Crónica VII Marcha El Pistón. 7 de Octubre de 2001

Debido a mi corta historia de ciclista "marchero" todavía no conocía esta bonita cicloturista. Es una de las grandes de Murcia y aunque no estaba en plenitud de facultades tenía muchas ganas de hacerla por lo que el Domingo madrugué y me presenté en la línea de salida una vez hecha la inscripción.
Con un retraso de unos 25 minutos (no sabíamos la razón en ese momento) comenzó la prueba. El principio eran unos kms de marcha neutralizada en los que se puso un ritmo infernal. Joer, que íbamos a 45 km/h y los kms pasaban y se seguía al mismo ritmo. Yo esperaba con desazón que llegara el tramo de ritmo libre para ser un ciclista libre de verdad, iba con el gancho en la boca. El caso es que pasaron unos kms más y siendo el terreno llano y soplando un poco de viento en contra de pronto se tranquilizó el pelotón (nadie quería hacer el trabajo sucio) para fortuna de muchos como yo que estábamos sin aliento con más de 130 kms por delante.
Hasta llegar a Librilla todo consistía en mantenerse con comodidad dentro del grupo y esquivar los problemas normales de la carretera: piedras pincharuedas, baches traicioneros, frenazos súbitos y algún animal muerto como ese gato que estuve a punto de comerme por ir despistado.
El grupo hasta ese momento era compacto y solo se había producido una escapada de la que se estaba mofando todo el mundo por prematura y disparatada. En esos momentos me encontraba situado en posiciones de vanguardia, cosa muy rara en mí pero que me hacía ilusión por una vez en mi vida. Disfrutaba de los últimos momentos ahí porque enseguida llegaba el Alto de la Cola del Caballo, una subida de unos 4 kms con descansos y con alguna rampa dura. En ese terreno se muy bien que no puedo ya aguantar más en cabeza. Es lógico, los buenos por aquí pasan como 10 o 12 km/h más rápidos que yo, por lo menos.
Voy subiendo a marcheta y como suele pasar siempre nos vamos reuniendo los de un nivel más o menos parejo: unos que recuperan y van remontando, otro que han reventado y van retrocediendo y así. Al final de la subida ya teníamos un grupo majo. Lo ideal para realizar el terreno "sucio" que venía por delante, unos falsos llanos en los que sopla el viento de través y en los que yendo sólo puedes desesperarte. El grupo estaba formado por unas 20 unidades y las distancias con otros grupos eran ya muy considerables.

Al parar en el avituallamiento l
íquido y debido a que se ve que soy lento al recargar bidones me quedo sólo aunque no me preocupa porque a partir de ahora viene la montaña de verdad y ahí mi táctica está muy clara, no obsesionarme con ruedas ni historias. Yo voy con mi velocidad de crucero y que me siga o que adelante quien quiera, sin disciplinas.
Son muchos kms de subida y hay que armarse de paciencia. Las rampas iniciales de las Cuestas del Marqués son duras y meto la reductora (plato 30)  y con una buena cadencia encadeno km tras km sin atrancarme y con relativo resuello. La verdad no entiendo todavía porque no hay más gente que pone tres platos con lo cómodo que resulta en este tipo de situaciones.
La subida es muy bonita, yo la tengo muy trillada pero no me canso de admirar su belleza. Se pasa por una zona de curvas reviradas en las que vas viendo a los de arriba y a los de abajo. Luego, pasado el cruce del Berro hay un descanso con una bajada en la que tengo un incidente con el que me sigue que me recrimina que haya frenado. Yo le indico en primer lugar que ha frenado el de delante y que ¡qué carajo!, que yo freno lo que considero conveniente en cada momento y situación y que él tiene que adecuarse a lo que venga por ir detrás. :o(
Pasamos por la zona recreativa de Leiva, y poco más tarde por la de La Perdiz. En esta zona se encuentran unas curvas de bastante inclinación donde la gente madura bastante. Todavía queda una última zona de subida: las curvas del Perdigón y la Casa Rosa. Este tramo de unos cinco kms es el último para culminar en Collado Bermejo. Voy pasando a gente e intento animarla. Conocer el terreno es muy importante en estas condiciones y voy informándoles de lo que les queda por delante y que no se asusten, que el último km es prácticamente llano y bla, bla, bla...
Por fin llego a Collado Bermejo. Aunque ya me he trincado la dificultad principal no es momento de cantar victoria porque queda mucho terreno por delante. La bajada por esta parte es vertiginosa y tiene unas cuantas curvas de cuidado por lo que extremo las precauciones. La carretera en la parte final es muy botosa por las raíces de los pinos que la bordean y los brazos se cansan mucho. Al final de la bajada paro en el avituallamiento sólido a descansar un ratito.
Hay unos bocatas de jamón para chuparse los dedos de modo que mi menú se va a conformar con: cuatro High Effort de esos de Hero para preparar el estómago, un bocata de jamón con una Coca Cola, un par de trozos de fruta y una barrita de choco de postre. Que bueno comer cuando hay hambre. Después de cargar bidones y coger frutos secos prosigo el camino.
Como no he tenido precaución no he podido coger ningún grupo pero creo que mejor solo que mal acompañado. Durante unos 7/8 kms voy a mi marcha feliz y contento (Gracias al bocata de jamón, está claro) hasta que doy alcance a cuatro y a la vez me dan alcance a mí otros tres. Estos tres jumillanos nos pusieron el corazón en la boca enfilándonos de una manera maléfica. En un repecho concreto no puedo más y me quedo. Otro más cede y el grupo principal se va como el tren visto desde la estación. -Adioooos, hasta nuncaaaa. Bah, me da igual, ahora llega un terreno de bajada bastante largo y aprovecho para descansar, en vez de circular a 50 km/h pues me conformo con ir a 40 km/h.
De pronto viene una sorpresa de las que vendrán muchas más. En un cruce, por mi izquierda se acerca un grupo de unas 10 unidades. Lo primero que pienso es que hay otra marcha y coincidimos en algún punto del recorrido pero veo que llevan dorsales como el mío con lo que se deduce que hemos llegado por caminos distintos. Efectivamente, ellos llevaban como 10/12 kms más y a nosotros nos habían atajado miembros de la organización por otra carretera. ¿Qué pasa? De momento no se entiende nada.
Lógicamente, gente que me ha sacado 10/12 kms tienen que ser ciclistas más fuertes que yo y vaya que si lo son. En un terreno que sigue siendo de bajada y que no hay repechos demasiado largos soy capaz de aguantar rueda con el grupo pero a malas penas y cada vez me duelen más las piernas. Es una sensación muy desagradable y lo tengo claro, pienso sacrificarme circulando con ellos hasta llegar a Pliego, momento en el cual me retiraré y volveré a mi rollo. En mi último km dentro del grupo de pronto, en un esfuerzo, tengo un amago de calambre y tengo que abrirme de golpe y dejar que pasen. Otro "tren" que se marcha. Los de hoy son de alta velocidad todos, demasiado para mí.
En Pliego se inicia el último puerto del día y lo hago arrastrándome, esa es la verdad aunque no se que pasa que los participantes parece que se hubieran perdido. Apenas aparece nadie por detrás. Poco a poco y a muy baja velocidad corono y me encuentro con un participante que está como yo, sufriendo amagos de calambres por lo que decidimos hacernos compañía mutua hasta llegar a Puebla de Soto.
En la línea de meta hay un ambiente mustio, nadie nos toma tiempos ni dorsales ??. Vamos hasta la zona donde están miembros de la organización y empezamos a enterarnos de lo que ha ocurrido.
La historia es la siguiente: La comandancia de la G.Civil envió para el control del tráfico en la prueba a una pareja de guardias. Uno de ellos ignoraba lo que era una marcha de ritmo libre y desde el principio se puso "cabezón" diciendo que tenía que ir la gente agrupada. Continuamente pedía a la organización que se hiciera un reagrupamiento. "-Que paró la carrera ¿eh?". La organización aguantó lo indecible por lo visto hasta que la tensión llegó a un grado que no se pudo soportar cuando la G.Civil efectivamente paró la cabeza de carrera. En ese momento el control de tiempos ya se fue al garete y se pensó en la posibilidad de reagrupar el mayor número de posible de participantes y volver por donde fuera más cómodo y rápido pero en esto que los guardias en un momento dado desaparecen. El desconcierto fue mayúsculo y la llamada a la comandancia inmediata pidiendo explicaciones. Puestos al habla con el responsable y dado que todos los papeles de autorizaciones estaban correctos se repuso a la pareja de la G.Civil (con el consiguiente rapapolvos de su jefe imagino) pero ya el daño estaba hecho. El caos casi se apoderó de todo y mientras unos acortábamos el recorrido (por indicación de voluntarios siempre) por un punto, otros lo hacían por otro, muchos cogieron el autobús escoba, otros dieron media vuelta,... un desastre. Era entre chistoso y esperpéntico, aparecían ciclistas por doquier y sinceramente mucha gente que venía de fuera se fue con muy mala impresión de la marcha. Ya veremos en próximos años las consecuencias de esta negligencia por parte del guardia en cuestión. Es una verdadera lastima.
Para mí, la experiencia fue positiva a pesar de todo ya que no me quita el sueño el hacer este tiempo o el otro y la marcha en esencia me gusto y a falta de esos 10/12 kms la hice completa. Los avituallamientos fueron correctos, bien dotados y en buena situación. Los carteles indicativos eran claros y no prestaban a confusión en ningún momento. Faltó eso sí, indicación de curvas peligrosas aunque supongo que no pudieron reclutar a los suficientes voluntarios. El recorrido está muy bien equilibrado con lo más duro en la primera mitad (como a mí me gusta) y una segunda parte muy buena para los culogordos cañeros que quieran mejorar la media metiendo toda la tuerca. No es mi caso.
Creo que hay que comprender que el desastre fue por acontecimientos totalmente ajenos a la organización y no se puede culpar a nadie más que al "verdeman" de los hechos ocurridos. Hay que dar animo a los gestores por un lado para que empiecen a trabajar con ilusión para la VIII edición y a los participantes por otro para que otorguen un voto de confianza a los desconsolados organizadores y que el próximo año nos veamos de nuevo por este bonito recorrido por la geografía murciana.
Al final hice 146 kms (10 menos de lo oficial) en un tiempo de 5h.18m. a una media de 27.5 km/h que podría haber significado una medalla de plata en mi categoría, si no hubiera habido irregularidades.
Hasta el próximo año, espero.
Nota: Esta Marcha no volvió a realizarse nunca más.


domingo, 17 de junio de 2001

Eduardo Chozas 2001

Crónica Clásica Eduardo Chozas. 17 de Junio de 2001

 ¡ Que duro es el Torcal !

 Antes de comenzar la crónica en sí, quiero destacar la magnifica organización de esta marcha. Hay buen servicio antes, durante y después de realizada la marcha: buenos avituallamientos, voluntarios muy serviciales, indicación de bajadas peligrosas, comida tipo buffet a la llegada, buena entrega de diplomas y sobre todo sobre todo simpatía a rebosar. Felicidades al CC Malagueño.

La semana previa a la marcha recibí la mala noticia de la rotura del cuadro de carretera. Esto me desanimó y a punto estuve de renunciar al viaje a Málaga. Finalmente y tras algunas pruebas insatisfactorias de bicis me decidí a poner en órbita de nuevo mi vieja bici de montaña con unas cubiertas lisas de 1" que me prestaron.

El CC Moto5 cada año prepara una salida especial en el que se intenta que vaya la mayor cantidad de socios posibles. Este año la marcha elegida era ésta de Málaga como otros años se había ido a Los Lagos, Segovia o Sabiñánigo. La convocatoria tuvo éxito y fruto de ello ha sido el trofeo conseguido al club con más participantes. Además de este premio también hemos recibido otro al 2º club más lejano.

Llegamos a línea de meta con el tiempo justo de ponernos en parrilla de salida por lo que no me fue posible acercarme a saludar a compañeros de la lista y de la carretera. Con el que sí coincidí fue con Juanma Gavilán, un ilustre veterano en este tipo de marchas y que se conoce ya estas carreteras de memoria.

En los primeros kms se realiza un recorrido por las calles de Málaga para que el personal vaya mentalizándose de los puertacos que esperan por delante. Aunque es beneficioso este recorrido llano por cuanto sirve para calentar las piernas, el mogollón de ciclistas junto con los nervios y la velocidad forman una combinación explosiva. Como resultado de ello hubo una montonera aunque creo que sin consecuencias importantes.

Enseguida llega el primer puerto, el Alto del León. De primera categoría y de 16,5 kms con un duro principio en el que se empieza a clarificar la carretera y se van deshaciendo los grupos. Enseguida pongo mi marcha de subida y abro la consulta on-line del pulsómetro. He decidido no subir de 160 ppm en todo el recorrido y en esas estoy. El calor ya de buena mañana aprieta, se prevé un día infernal... por todo. Me preocupa el tema de la hidratación, en Moratalla creo que es una de las cosas que me falló y no quiero que me vuelva a pasar. Voy bebiendo continuamente pero el puerto es tan largo que parece que el avituallamiento de la cima no llega nunca y el agua se va acabando. Finalmente llegamos arriba y paro a repostar.

Ahora una vez arriba la evaluación es... se hace un poco largo de kms pero no es muy duro, tiene pendientes bastante llevaderas y progresivas.

Ahora empieza una bajada de esas de nunca entender (¿falsas bajadas?) Sigo tomándome la marcha con mucha calma justificado por el hecho de no disponer de mi F1 y me junto con algunos de mi especie, tractoristas con slicks. Con ellos voy haciendo una bajada tranquila cuando en una zona de bajada me pasan tres bólidos. Hago lo imposible por enchufarme a rueda y lo consigo. Bastante tengo con aguantar rueda, imposible pasar relevo, el desarrollo del tractor no me lo permite. Me miran un poco raro como si fuera un intruso pero creo que me comprenden. Así llegamos al avituallamiento de Casabermeja donde paro a repostar, comer y descansar.

Hablo con J.Angel, compañero de club y reemprendemos la marcha dispuestos a luchar contra el coloso Torcal. No habla nadie del minipuerto con maxiesfuerzo que hay justo después del avituallamiento. Horrible, no corría una gota de aire, un calor sofocante, el grifo del sudor abierto al máximo y la pendiente que no cedía. Pero bueno, pero bueno, .... suerte de encontrar allí a aquellas chicas que, esperando a su/s amigo/s, nos animaron y nos hicieron recomponer el gesto y poner caras de "Cipollinis" para no desmerecer. ¡ Bah, esto no es nada ! (Pensamiento que hay que dar a entender).

Ahí está, El Torcal y nosotros cara a cara. Enseguida intuyo por dónde va la subida y pronto veo la carretera. Lo que da más miedo es lo que está cayendo de arriba. Al cruzar un puentecillo empiezan las rampas.. que ya pican. Al llegar a Villanueva de la Concepción paramos a coger agua y un voluntario nos dice: ¡Animo, que no queda nada! Lo miro de reojo con mirada asesina y le espeto: "-Te vas a reír de tu padre" ;-)

Allá que vamos, con los crampones y el piolet dispuestos a la escalada. La zona primera es la que más "siento" porque todavía sabes que queda mucho y la carretera se clava de verdad. A los lados, en las minúsculas sombras que quedan a esa hora, se instalan los que se han rendido (de momento al menos) y meditan sobre la intemporalidad del Torcal, seguro. Los porcentajes rondan el 10%  de media y el cuadro de la bicicleta parece que fuera cargado de plomo.

Ahora viene lo más negativo de la marcha, sin duda. De pronto empieza a bajar la gente, ¡ oye y van tan frescos ! Te miran con una cara de lastima: "pobre, lo que le queda por delante". Incluso entre la ceguera provocada por la sal veo a Chozas, y a otro, y otro grupo, y más gente. Joer, si que iba mal colocado. Así vi pasar hasta como máximo 311 tíos, que ya es gente eh?

El descanso que se tiene a mitad de subida es crucial para realimentar ese espíritu épico que nos impulsa a continuar. Cuando giras a la izquierda te ves fortalecido y sientes la meta cerca, ¡¡ no !! Falsa ilusión. Aquí tenemos la recta de la muerte, recta infinita, impresionante para ver un pique... por la tele. Es una pared recta de unos dos kms que empieza con un 10% y va a más, a más, a más. Alguno piensa que llegará antes si se baja de la bici y así lo hace. Yo no puedo bajarme porque llevo el tractor y estaría feo. La verdad es que al final lo llevé más o menos bien, un 33x30 da para mucho. (aun tenía un plato 24 eh?)

Arriba nos hacemos una foto para testimoniar la hazaña y enseguida iniciamos el descenso. Cuando me cruzo con los que todavía suben siento en sus miradas lo que yo sentía hace un poco y no se que cara poner ni donde mirar para no desanimarlos. ¡Ánimo campeón! le digo a alguno.

En la última curva antes de volver a Villanueva casi hago aterrizaje forzoso por culpa de un derrape de delante y una vez en el avituallamiento como y bebo a dos carrillos. Esperamos a que bajen todos los bravos componentes del club que han decidido subir y nos disponemos a volver a Málaga.

En el camino a Málaga nos encontramos un recorrido machacón en el que se combinan estratégicamente las rampas con los rampones y con los puertos, todo junto. Patascortas es el que da nombre a toda esta familia. Yo me encuentro bien, no noto cansancio quizá fruto de haber regulado todo el día con el pulsómetro y voy dando guerra, toda la que puedo y me dejan mis compañeros. Ya por último, después del repecho n-simo viene una larga bajada muy revirada que hago muy cómodo gracias a llevar manillar de MTB.

Al llegar a Málaga nos espera un caluroso recibimiento (40º por lo menos) Aquí están las mujeres de muchos del grupo esperándonos y diciendo "pero que pronto habéis llegado, sólo tres horas después de los primeros". Nosotros les contestamos que hemos parado a tomar café... y a echar la partidita.

En la llegada charlo otra vez con Juanma Gavilán y también veo a Carlos Moukarzel (cicloturista de vocación, está claro) y a Paco Cabello, tan simpático como siempre. Mis disculpas a Juan Fdez por no saludarlo pero en la ofuscación del momento ni me acordé de preguntar por él.


Total, que he conseguido hacer una marcha más en mi corta carrera de cicloturista. Vamos haciendo currículum y tengo que decir que esta clásica no desmerece en absoluto de ninguna otra. Que conste en acta.

(Crónica publicada en su momento en la Ciclolista)

domingo, 27 de mayo de 2001

Milan Sanremo 2001

Crónica 31ª edición de la Milán - San Remo 27 de Mayo de 2001

Este año había ganas de hacer una salida al extranjero a batirnos el cobre con los foráneos. La primera intentona fue el Tour de Flandes pero lo temprano de la fecha en la que se celebra aconsejaba el dejarlo vista la corta preparación que llevábamos en ese momento. Fue Abelardo el que nos puso en guardia para la próxima aventura: nada menos que una Milán - San Remo.

Nos pusimos en marcha el Viernes por la tarde, la expedición la componíamos dos vehículos con cinco "ciclolisteros" a bordo y dos conductores para que llevaran los vehículos a San Remo el día de la marcha, era la manera de ahorrarnos 600 kms de carretera y en vista de cómo llegamos de cansados el día de la prueba el haber tenido que volver a Milán en tren o autobús con las bicicletas hubiera significado un infierno.

El Sábado a media mañana llegamos al velódromo de Rozzano, situado en la periferia de Milán de donde se debía partir. Antes tendríamos que dar unas cuantas vueltas y haber tenido que recurrir finalmente a los carabinieri para encontrarlo. Una vez allí descubrimos que no era ya velódromo; había sido en sus buenos tiempos. La pista de ciclismo (el anillo) estaba en total estado de abandono y se había aprovechado el centro del anillo para hacer una pista de karts y minimotos.

Teníamos curiosidad por saber cuantos españoles nos encontraríamos. Pensábamos que algún catalán que le pilla más cerca Italia rondaría por allí pero resultó que éramos los únicos representantes españoles. La participación internacional era abundante sin embargo, había inscritos suizos, austriacos, franceses, holandeses, belgas y alemanes. Algunos de estos grupos eran muy numerosos y darían colorido al pelotón al día siguiente. Entre los no italianos abundaba la gente de mediana edad hacía arriba habiendo muchos casos tipo 'abuelo de Heidi',... para fiarte de ellos.

Después de una visita turística a Milán la tarde del Sábado llegamos al campamento base dispuestos a descansar. Al día siguiente la salida era a las 7:00 pero como había control de speed-pass teníamos que pasar por la célula a las 6:30. El caso es que había que madrugar bastante. Vale, ya estábamos en parrilla de salida. Allí teníamos a los italianos con sus pintas de profesionales y con sus enlucidas "machinas"; los tulipanes holandeses con sus timbres en las bicis; los panzers alemanes impresionantes, como siempre; los gallos franceses con su color azul característico; las locomotoras belgas que luego nos vendrían como anillo al dedo y entre ellos nosotros, los españolitos defendiendo nuestro pabellón. Alfredo lucía equipación del Kelme y era uno de los más admirados del pelotón. Vimos también como varios italianos llevaban maillots del Banesto (la larga sombra de Induráin todavía perdura).

La salida fue un poco renqueante ya que se debía pasar por el control del speed pass de nuevo. Una vez fuera del velódromo empezaron los arranques de furia y la consecuencia para algunos (bastantes) fue la de pinchar al cruzar demasiado deprisa las vías del tranvía. De todas formas y aunque parezca mentira éste era el sitio bueno para pinchar. Los kilómetros siguientes hasta que se salió de la ciudad de Milán fueron neutralizados y a tirones, con paradas incluso, por lo que estos pinchados pudieron reincorporarse sin dificultad.

Una vez en carretera abierta la estrategia estaba clara: guardar, guardar y guardar en algún grupo numeroso. En esas estábamos, se rodaba a buen ritmo porque la carretera, el gran pelotón e incluso el viento acompañaban. Era como un Sabiñánigo - Jaca de la QH y así tenía que ser hasta que llegara la montaña.... hasta que de pronto, maldición, un pinchazo de Alfredo. Era el peor momento porque ahora sí que no había una fácil recuperación de las distancias. En cinco minutos nos dio tiempo... a ver pasar a todo el mundo, era deprimente. Reanudamos la marcha y nos pusimos un ritmo de caza que a mí me ponía los pelos de punta. Faltaban 270 kms a meta.

Enseguida encontramos buena compañía, tres franceses del "Cerami" que estaban como nosotros. Entrábamos todos a los relevos e íbamos cazando grupos pero ninguno nos satisfacía de modo que seguíamos hacía adelante. De pronto llegaron tres italianos, estos si que daban unos relevos potentes que nos hacían perder la rueda del de delante por momentos. Era cuestión de aguantar un poco para que nos llevaran hasta un grupo bueno. Pronto nos dimos cuenta de que no participaban en la marcha, eran locales que circulaban por allí. El caso es que nos vino bien porque, aunque seguíamos pasando relevos todos y castigándonos por tanto, nos estábamos acercando a un gran grupo. Este era el objetivo.

Que placer cuando llegamos a cola de este grupo. Nos frotábamos las manos pensando en lo que íbamos a sestear en la sala de recuperación. Bueno, pues no llevábamos ni dos minutos cuando... ahhhrgg ¡doble maldición! , otro pinchazo de Alfredo. Un pequeño cristal se había incrustado en la cubierta y no lo habíamos visto. Esto ya era demasiado. Nos invadió el desánimo, ya no teníamos ganas ni de arreglar el pinchazo, nos quedamos un rato mirándonos, incrédulos por la situación. Volvió a pasar por allí toda la gente que habíamos adelantado con tanto esfuerzo. Estábamos en el km. 60/70 calculo y aquello era un desastre.

En fin, nos pusimos a arreglar el pinchazo y de pronto se paró un Nissan Vanette que en principio pensábamos que era de la organización. Una chica muy guapa nos pidió si le podíamos prestar la "pompeta". Como estábamos presa del desanimo le dijimos que sí, pensando que total ya nos daba igual el tiempo que perdiéramos. Le ayudamos a hinchar las ruedas de las bicis de paseo que llevaban ella y su marido. Entonces es cuando lo pensamos, nos prometimos que nunca lo diríamos pero...  Ahí va, le propusimos que nos llevara con la furgoneta unos kms adelante y nos dijo: "va bene, va bene". Montamos rápidamente las bicis en el furgón y ¡caña! en 2 o 3 kms habíamos remontado al coche escoba y esto era suficiente para no quedarnos abandonados...tampoco quisimos avanzar más por vergüenza torera. Fue el empujón del auxiliar del equipo al profesional cuando le cambia la rueda... aplicado a nuestro caso. Nos habíamos situado en el grupo de los mochileros, gente que iba con espíritu tranquilo, con bolsas repletas de cosas, charlando entre ellos. Estábamos en un grupo de... ¡cicloturistas auténticos!. Aquí aprovechamos para descansar unos cuantos kms. A todo esto, no llevábamos agua y el avituallamiento estaba a años luz todavía. Mmmhh mala cosa, no soporto pasar sed en una marcha de este tipo. Así que cuando a lo lejos vimos un grupo de panzers alemanes repostando paramos y le dijimos: "agua, agua". Oye y lo entendieron, nos dieron una botella de litro y medio a cada uno que incorporamos directamente al depósito principal y luego nos llenaron además los bidones. No fue todo, un plátano por cabeza y pastelitos a destajo, ya sabéis como son los alemanes con las galguerías. Bueno, bueno, todo un lujo. "Danke, danke,..". Ahora ya era otra cosa.

Estábamos en Novi Ligure y seguíamos por carreteras eminentemente llanas y ya pronto, al llegar a Ovada, empezamos a ascender. Las carreteras eran deliciosas, poco tráfico, buen asfalto y muy buen ambiente de ciclismo, no ya por los participantes de la marcha sino por los ciclistas de la zona. En la ascensión al Bric Berton había tramos del 14/15 % de desnivel en el que muchos descabalgaban y hacían las rampas a pie. No era nuestro caso (somos españoles ¿no?)  y lo superamos con gallardía. Por esta zona abundaban los animadores, gentes del lugar que ofrecían duchas de agua fría a cubazo limpio. Alfredo tomó un par de ellas. En esta zona definitivamente me abandonaron los problemas en la pierna derecha que me preocupaban en los 70/80 primeros kms. Así que ahora iba muy bien todo.

Se hizo largo en tiempo el llegar a Moretti, lugar donde estaba situado el primer avituallamiento oficial, total 150 kms de nada. Bueno... no hay comparación, en España se come mejor, está claro. Aún así, yo comí fruta hasta hartarme y cargué los bolsillos de frutos secos como si de un hamster se tratara. Aún quedaba una segunda subida que era más tendida y más corta y a continuación una bajada larga por una carretera estrecha, muy arbolada y fresca. Yo disfruté mucho esta zona.

De pronto, ¡toma!, si estamos en la costa, el Mediterráneo al frente. Ante nosotros aparecía una playa con fina arena , sombrillas decolores, todo lleno de bañistas, una delicia vamos. Ahora es cuando apetecía aparcar la bicicleta y pegarse un bañete; en lugar de eso comentamos: "nada, que ya estamos en San Remo, sólo faltan ciento y pico, eso es un rato". El ambiente señorial de turismo rancio de principios de siglo es el que marca la tónica de los pueblos que vamos cruzando en nuestro camino: Savona, Spotorno, Pietra. El recorrido es otra vez llano. En una de estas localidades de costa hacemos una excursión por el centro del pueblo malguiados por un italiano macarroni que dice que íbamos bien, ¡será jeta!

Ahora es cuando llega el momento de coger un buen expreso, nada mejor que una locomotora belga. Nos dan alcance un grupo de unos ocho belgas que son auténticas máquinas, nos colocamos a rueda y a ellos parece no importarles nada. Un detalle singular era que cada vez que encontraban un semáforo en rojo paraban independientemente del tipo de cruce que se pasara. Creo que nos dieron una verdadera lección a nosotros mal acostumbrados aquí en España a saltarnos los semáforos por aquello de "no perder el ritmo" (a costa de perder algo peor). Los kms van pasando y ya las fuerzas van mermando, hemos superado el umbral de los 205 de QH. En uno de los repechos que había entre bahías el ritmo belga es demasiado fuerte y nos descolgamos. Enseguida llega otro avituallamiento y ya voy medio muerto. Alfredo va simplemente muerto. Aquí descubrimos por qué los belgas estaban tan atrás cuando en realidad marchaban como tiros: se hacen sus buenas paradas en los avituallamientos.

Estábamos situados ya en Capo Cervo, sólo quedan tres subidas. Tengo ya unas ganas tremendas de llegar a costa de lo que sea. En un repechón se queda Alfredo y sabiendo que ya queda poco decido seguir sólo. Ya no es cuestión de esperar o que te esperen. Igual que ya no es momento de seguir una u otra rueda. Vamos como podemos, todo son ciclistas sueltos, todo ritmo es individual, ya no hay ni dos ciclistas acompasados.

En las primeras rampas de la Cipressa me parece que es un categoría especial. Menos mal que luego se suaviza porque son 6 kms de subida y a estas alturas de etapa se hacen muy largos. Al bajar ya sólo queda el Poggio, lugar elegido por Merckx para dar la puntilla a sus víctimas. Es una carretera muy estrecha con poca pendiente y que sube hasta lo alto de una colina desde la que se ve San Remo. Estoy ascendiendo a la gloria y para celebrarlo llevo la sonrisa puesta. Cuando veo al fotógrafo al final de la cuesta me arreglo un poco y adopto una posición digna (dejando de dar chepazos por ejemplo) y ahora.... a disfrutar bajando.

Estoy entrando en San Remo y tengo un cosquilleo por dentro. Aunque no lo creáis cuando veo el último kilómetro anunciado, meto tranca me pongo en pie para coger velocidad y alcanzo los 40 km/h entrando a esa velocidad en la recta de meta. Una entrada digna. Así están las cabezas de mal.

El control de tiempo dice que he tardado 11h 45m. Hemos hecho muchas y algunas largas paradas. El tiempo efectivo de pedaleo ha sido de 10h 25m haciendo una bonita (para mí) media de 27.5 km/h en los casi 290 km.

De recuerdo nos han dado un maillot que ahora sí que nos lo podemos poner.

-. Nos lo hemos ganado a pulso .-


(Crónica publicada en su momento en la Ciclolista)

sábado, 12 de mayo de 2001

Sierras de Moratalla 2001

Conociendo a los calambres

El 12 de Mayo de 2001 era una de las fechas señaladas en el calendario. La V Marcha de Moratalla era el objetivo. Las sensaciones eran todas buenas, iba mejor preparado que el año pasado, con más kilómetros y de más calidad. La bicicleta también era mejor, con triple plato para abordar las duras rampas de Benizar sin excesivos problemas. Parecía que todo se presentaba de cara.

El día amaneció perfecto, despejado y con calor. La temperatura que hacía a primeras horas de la mañana señalaba que la vestimenta conveniente fuera de corto riguroso, cosa que sufrimos luego en nuestras carnes todavía no habituadas a los rigores de Lorenzo.

Mis problemas quizá empezaron por apurar más de lo debido. Tomé una hora de antelación pensando que me sobraría tiempo pero perdí mucho tiempo en la inscripción. Estaba desesperado viendo como pasaban los minutos y seguía en la cola. Cuando me dieron la bolsa con las cosas me quedaban 20/25 minutos. Empecé a cambiarme, a poner el dorsal mío, el de la bici, etc... el caso es que me presenté en la línea de salida totalmente en frío. En la salida busqué a los listeros "granainos" Fernando y Juan pero no los vi. Total, que sin más dan el pistoletazo de salida y allá que vamos. En parrilla de salida entre 500 y 600 suicidas de dos ruedas.

La salida de esta marcha es criminal, 12 kms de continua ascensión. Remontando posiciones encontré a Alfredo de Elda. Estuve un rato subiendo con él y diciéndole que no quería tirar más de la cuenta pero las sensaciones de las piernas eran excelentes e iba cómodo de manera que sin intención me fui hacía adelante remontando gente sin cesar. Era increíble la sensación de frescura que tenía y de buenas sensaciones. Al llegar arriba y empezar un ligero llano bajé un poco el pistón y dejé el grupo que llevaba al que consideré que estaba por encima de mis posibilidades. Esperé a otro numeroso que venía por detrás y me enganché a ellos.

Así fueron transcurriendo los kms, pasamos por el Pantano, subimos a Nerpio y llegaron los rampones del Alto de Yetas. Aquí ya metí el triple para encarar una larguísima recta que hay en subida y que se atraganta bastante. El Sol ya picaba y sobre esta recta en subida se apreciaba aún más. Subiendo este puerto alcanzó a Juan, un compañero del C.C.Moto5 que me dice que tiene problemas. Yo le comento que me encuentro muy bien. En esta subida veo a David (otro ciclolistero de Elda) y hago el último tramo de subida tras él. Al llegar arriba hay un avituallamiento sólido y paro. Cuando reanudo la marcha en un ligero repecho de pronto noto un calambre en la pierna izquierda. Empiezo a preocuparme porque todavía queda mucho por delante. Estamos en el km 70/80 todavía.

A partir de este momento ya empiezo a no disfrutar de la marcha y a plantearme si abandonar. Los problemas se repiten sin cesar en cada subida. Me tengo que limitar a llevar una continuidad exquisita en la cadencia y a mover desarrollos muy blandos. Gracias al triple plato puedo mantenerme encima de la bici en las rampas duras. Me voy marcando objetivos a corto plazo. Pienso, voy a llegar a Letur y allí me planteo si seguir, en Socovos igual y así. Pero me estimulaba la sensación de llegar a Moratalla subido en la bicicleta, no me gustaba la idea de subirme en un furgoneta. Además ya había muchos retirados e iban las furgonetas repletas de tigres.

Pues eso ocurrió, que hice al menos una docena de paradas para ir estirando el músculo afectado y de esa manera pude conseguir llegar a meta. Las pulsaciones eran de risa, iba como de paseo: entre 100 y 130 pulsaciones para que la pierna fuera sin esfuerzo. Al llegar a Moratalla tenía una sensación agridulce, contento por acabar pero triste por los problemas sufridos. Al final hice un tiempo superior al del año pasado, 7h30m cuando mis estimaciones estaban rondando algo menos de 7h.

¿Qué pasó? No se, quizás forcé más de la cuenta sin calentar convenientemente. Cierto es que parece que hubo mucha gente con calambres, hizo mucho calor, hubo mucha deshidratación y eso provoca problemas musculares. Bueno, el caso es que me hice daño en el músculo de la parte interior del muslo que hace subir la pierna hacía arriba.

Aparte de mis desgracias propias hay que resaltar que la organización ha sido buena. Salvo la tardanza de la inscripción todo estuvo muy bien organizado. Los avituallamientos eran completos, bien situados, el personal de la organización bien, la entrega de diplomas mejor que el año pasado, más ágil, la señalización de puertos y curvas correcta, etc... Las asistencias médicas desgraciadamente bien ya que tuvo que actuar un helicóptero para evacuar a un accidentado. Mal las duchas, frías. Bien la posibilidad de masaje, mal las colas que había aunque es cierto que había mucha gente demandando un masaje.

Bueno, la experiencia es un grado y el año que viene tendremos más sapiencia en estos menesteres. Esperemos que salga todo mejor, volver... volveré. Según Alfredo soy un asesino en serie por inducir a la gente a venir a esta marcha y como ya se sabe, el asesino siempre vuelve al lugar del crimen.  :o)

Saludos eléctricos.

(Crónica publicada en su momento en la Ciclolista)