Mi primera Marcha Cicloturista
Este es el relato de mi primera
marcha cicloturista, Moratalla’00. Bonito sitio para bautizarme. A las 6:00 del Sábado tocó darse el
madrugón. El cielo en Murcia estaba despejado pero llegando a Moratalla fue
torciendose hasta quedar todo cubierto.
En la salida coincidí con Joserra y
Juanma, mis compañeros de club puesto que yo me inscribí como "Ciclistas
en la Red ",
club ciclista virtual creado en torno a la todavía muy incipiente y tierna red
Internet.
Hablando sin referencias, pienso que
la organización estuvo muy bien, los avituallamientos correctos y bastantes (yo
paré en todos), las curvas peligrosas indicadas con banderolas rojas, tres
ambulancias (alguna creo que tuvo que trabajar desgraciadamente), asistencia
técnica (a Juanma tras una avería en su rueda trasera le reemplazó Antonio
Larcia (dueño de mi tienda habitual de Murcia) la rueda en menos de 30 segundos
con posterior empujón para tomar velocidad), indicación de distancia a los
puertos, etc... Los "peros" fueron los menos: para muchos como yo el
agua caliente de las duchas fue una ilusión que no se concretó y el otro pero
fue que los diplomas salieron demasiado tarde.
En la salida, 540 participantes
escuchabamos las palabras de ánimo de Antonio Alix, el homenajeado por la
organización antes de dar la salida sobre las 9:30. Un cañonazo y un estridente
claqueteo de las calas sirvió para que enfilaramos de entrada 12 Kms del primer
puerto del día, Alto de los Alamos. Con ritmo tranquilo la gente fue cogiendo
posiciones. Yo subía con Joserra y con Juanma que, dando tironcillos nos quería
animar a tirar hacia adelante pero nosotros ni caso. Quedaba muuucho por
delante y el primer puerto debía ser un calentamiento más que un calentón.
El tiempo hasta entonces era ideal,
un ligero fresquito y nada de viento. Una vez ascendido el segundo puerto (muy
suave) del día llegaba la zona más "estable" del recorrido. Aquí
formamos un grupo de unas 20 unidades en el que se rodaba muy bien. Después del
avituallamiento, en el que cargó comida (por dentro y por fuera) el grupo va
deshaciéndose. La subida a Nerpio la hago cómodo, siempre a mi ritmo que
resulta ser el de los demás acompañantes. Continuamente voy mentalizándome de
que llegará el Puerto de Benizar a darme un mazazo y me reprimo a la hora de
acelerar la marcha.
A pesar de que había estudiado el
recorrido, el Alto de Yetas me sorprende, no lo había catalogado bien. Aquí
empiezo a sufrir el llevar un desarrollo no apto para mi condición física en
determinados puertos. Aún así, enlazo bajando con el grupo de Juanma y Joserra
aunque a estas alturas el inquieto Juanma ya no puede reprimirse más y nos
abandona definitivamente. A partir de aquí, nos quedamos Joserra y yo
pedaleando tranquilamente con un terreno que aunque picado tiende hacía abajo.
Aprovechamos para hablar un poco de nuestras cosas y así llegamos a Letur.
En Letur, con un centenar de
kilómetros ya en las piernas, empieza a llover. Al coronar el n-simo puerto nos
ponemos los chubasqueros que ya no nos quitaremos. Es lluvia fina pero continua
que provoca que unido a la temperatura que baja por momentos las manos se
queden como carámbanos (y los pies también).
Total, que estamos ya en Socovos y
ahora empieza lo divertido. En el avituallamiento paró y decido que debo comer
bastante. Pico plátano, manzana, dulces y cargo avellanas y orejones de
albaricoque. Joserra decide que prefiere seguir y lo pierdo de vista. Al
arrancar siento una pereza tremenda de seguir pedaleando teniendo en cuenta los
kilómetros realizados ya (120), el tiempo de perros que hace y la subida que me
espera.
Oootra vez a la bici y
"parriba". Llego al pueblo de Benizar y no me anima ni la gente. Estoy mustio. Sigo hacía arriba y llego
a un muro de no más de 50
metros pero muy duro. ¿Qué pasa? No avanzo, a malas penas consigo dar
pedaladas, la respiración bien pero las piernas no responden. Un chaval me dice
que si me empuja y le digo que no lo dude. Una sensación de alivio se convierte
de repente en otra contraria. Miro hacia atrás porque tengo la sensación de que
el mismo chaval que me empujó ahora me agarra hacia abajo. No, no está, ¿He
pinchado? No, tampoco. Nada, me pongo de pie y empiezo a tirar de brazos (Ahora
me duelen más los brazos que las piernas) Superado el muro me estabilizó y
consigo establecer un ritmo. Varios me
pasan pero veo uno por delante que va más despacio que yo. Esto me da fuerzas
de no se donde y sigo. Veo a gente que sube remolcada y más fuerzas que me llegan
del ego.... Llego por fin arriba.
Joserra ha sufrido también una
crisis subiendo Benizar y lo he alcanzado. Nos dejamos caer como hojas de
otoño, pura gravedad. Poco a poco parece que voy cogiendo tono. Como sopla un
poco de viento ahora, me coloco delante para tirar un poco. Al cabo de un poco
me doy cuenta que voy solo. Miro a mi alrededor en el valle del Campo de S.Juan
y todos vamos de supervivientes, solos. La lluvia ha hecho daño. El terreno
también, en ningún momento da ritmo, es un continuo subebaja.
Para mi sorpresa, me voy recuperando
y me uno a dos ciclistas (Kelme y Soc.Vitoriana) con los que llegamos a un buen
entendimiento y vamos superando gente. Joer, que acabo llevandome los puntos de
los dos puertos que quedaban y más contento y feliz que una pita me dejo caer
en los 12 Kms últimos que eran de bajada, peligrosa eso si.
En la meta, puesto 333 para hacer
168 Kms en 7:28 (A mí me salieron 175Kms en un tiempo de pedaleo de 7:08) lo
que me hace tener una sonrisa de oreja a oreja.
Me quito el sombrero para Juanma y
Joserra que marchan hacía Málaga (400Kms) para hacer la Eduardo Chozas. Yo
soy un feliz hombrecillo, ellos son hombres.
En la próxima marcha (Requena)
espero tener ya mi Zeus nueva con trrriple plato y poder defenderme mejor en
los fuertes desniveles. Lo único es que dejaré de ser la nostalgía del ciclismo
de antes con mis calapies y mis manetas de cambio en el cuadro.
Un saludo feliz.
(Crónica publicada en su momento en la Ciclolista)