sábado, 22 de abril de 2023

Gran Fondo Sierra de Albacete



 


Ya tenía buenas referencias del año pasado de compañeros del club que hicieron la primera edición de esta 'Sierra de Albacete'. Una marcha nueva pero con sabor a la histórica Catlike a la que yo nunca fui pero de la que muchos me han hablado. No sé lo bien o mal que fue aquella pero lo que sí sé es que esta organización lo ha bordado, creo que no se puede pedir más en ningún sentido. La buena reputación ganada el año pasado se ha refrendado y con la nueva fecha ha mejorado en inscripciones y nivel. Hablando de esto decir que el nivel medio del participante se notaba que era medio alto, aquí no han venido apenas aventureros en busca de emociones, saben que este territorio es comanche (y navajo) y que aquí, tonterías, las justas.
El caso es que cuando José Antonio 'Zape', que vino el año pasado, me propuso esto, no me lo pensé mucho, apuntado! Y bien que me alegro porque he gozado como en pocos sitios. El acompañante de 'Zape' es... 'Zipi' claro, Paco Cánovas, que en la edición anterior pisó cajón de Master 60 y que este año iba a probar si podía repetir. Para ello estábamos los dos gregarios contratados al efecto pero finalmente no pudo reeditar el éxito, sobre todo porque la participación ha subido mucho en número y calidad. Al final un bonito y merecido 6º puesto en la categoría para nuestro jefe de filas.
La intendencia ha salido de maravilla, el Viernes por la tarde salimos con la Vito en la que echamos las bicis tal cual (así da gusto) y en dos horas estábamos ya plantados en Riopar. El apartamento en el kilómetro cero prácticamente, además de bien situado es cómodo y bien equipado. Recogemos la bolsa del corredor y nos acercamos al briefing donde atendemos a una interesante charla con auténticos fenómenos de la historia del ciclismo español como Melcior Mauri, Purito Rodriguez o Dori Ruano entre otros invitados.
Se ha hecho ya la hora de cenar y lo hacemos en Asador Emilio, solomillo de cerdo y pechuga de pollo, todo a la brasa y con guarnición y una ensalada de la casa importante. Suficiente. Ahora a la cama, que hay que descansar para que mañana.... (eso)  y entonces nos encontramos con el conocido y jodido vecino que se deja encendida la tele con un canal musical... ostrassssss, qué noche nos dio el cabronazo, las dos, las tres, las cuatro,.... nada, eran las seis y aquello seguía igual. Noche bacalaera, no todo iba a ser perfecto.
Son las 7:00, arriba!, las bicis preparadas, los mejunjes, geles, barritas,... todo listo para una nueva marcha cicloturista, no olvidemos esto último. Hace una temperatura muy buena, algo de fresco pero el justo para justificar la puesta del chubasquero que me llevo en previsión de que pueda caer agua. Al final no cayó nada, apenas una leve llovizna en Molinicos pero me sirvió al menos de abrigo a primera hora y al final para bajar Crucetillas.
Salida neutralizada (eso dicen) y nos vamos del pueblo como el que huye de Satanás, a toda hossstia! aprovechando que es bajada pero es que cuando empieza la subida del Peralejo, el ritmo sigue siendo muy alto aunque ya vas viendo como se quedan 'muertos' por detrás y se alejan los 'galgos' por delante, la ley de la vida podríamos decir, cada uno a su lugar.
Tras superar el Alto del Peralejo bajada a full, que parece que no se acaba, hay que tener precaución en alguna curva sobre todo con otros ciclistas porque lo que es el asfalto está perfecto y las curvas se pueden tomar tumbando la bicicleta. Así llegamos a Molinicos y veo que la media está en casi 38 km/h, ufff!! Pasado el pueblo llega una zona guapísima camino del Embalse de la Fuensanta donde hacemos un grupo multicolor con maillots de todos los colores, entre ellos los de la Peña Los Toledanos, en los que me he fijado por recordarme la noche que hemos pasado pffff... 
Hasta ahora todo ha sido feliz podríamos decir, pero el tiempo de ensoñación llega a su fin. Suena el despertador y empieza la jornada laboral, por delante el Puerto del Boche. -Vamooooos zamarros, a por él! Son 6 kms al 6,5% de desnivel medio y sirve para desperezar las patas. Aquí ya no pasa como en El Peralejo que saltaban cohetes por todos sitios, ahora la marcheta y la conversación se toman como estilo de vida. Al llegar al avituallamiento me paro a repostar, necesito líquido sobre todo pero aprovecho para coger unos orejones y unos dátiles que siempre vienen bien aunque no me puedo descuidar porque mis compañeros no están por parar mucho ni mucho tiempo. Que se han ido...!

En el kilómetro 70 comienza el auténtico espectáculo de esta marcha, el Puerto de Las Quebradas, una pasada por muchas cosas. En el inicio coincidimos con Paula, una madrileña resultona en el pedaleo y  simpática. Y fuerrrte ya que se escapó en este puerto y no la vimos nunca más. 

Las Quebradas es un puerto para retorcerse en la bici pero es una pasada de bonito, una subida serpenteante con vistas panorámicas de águila. Nos encontramos con rampas del 16% y 18% donde las miradas a los piñones se repiten con insistencia para ver si queda algo,. que es que no. Por fin arriba, llega un tramo de sterrato y paso de arroyos, bien señalizados y protegidos para evitar accidentes. Hay bastante gravilla suelta en la bajada que invita a la precaución, no estamos aquí para caernos (dicho conocido) y tras una zona de terreno con tendencia favorable resulta que estamos de nuevo en Molinicos donde cruzamos el pueblo lleno de gente jaleando  y animando nuestro paso.
 
Ahora viene una zona que pica hacía arriba, la típica de no saber si poner plato pequeño o dejar el grande.  A mí estas zonas me gustan, me encuentro bien en ellas, 5 kms al 4% de desnivel hasta Los Alejos es lo que toca y se va quedando José por detrás y por otra parte voy alcanzando lentamente a Paco que va por delante... Esto es como en el voleibol, vamos intercambiando las posiciones. Llegamos al alto y seguimos con un asfalto alfombrado, de primera clase, qué lujo por Dios! Bajada de nuevo rápida con muchas curvas enlazadas, parece esto MotoGP. Durante todo el recorrido no he visto ni un sólo vehículo en contra ni mal situado, nada,... de todas maneras siempre hay que aplicar la máxima del 'porsiaca' y no dejarse llevar por la emoción al encarar curvas sin visibilidad.

Tras la bajada viene un puerto que seca las fuerzas, al menos en mi caso. La Alfera se hace largo y se hace duro, las dos cosas, supongo que también porque ya se notan los kms acumulados hay que tener en cuenta que este puerto son varios kms con medias por encima del 7.5%, con bastantes rampas por encima del 10%.
Llegamos al Valle de Vegallera donde se respira mucha paz y también mucha belleza, estamos rodeados de montañas arboladas y rodamos por carreteras en las que sientes una extrema sensación de libertad, yasss, qué gusto!! Por aquí nos hemos juntado de nuevo los tres zamarrones globeros aunque ahí delante tenemos otra subida que nos separará de nuevo, el Puerto de los Toros. Al llegar arriba hay un collado desde el que se divisa a lo lejos Riopar, por allá está nuestro destino próximo pero de forma inmediata lo que llega es una bajada que es un producto gourmet, de degustación fina. A gozar toca porque luego vendrá la parte morbosa de la marcha.

Y es que cuando llego a Riopar veo que paso al lado del coche, que paso por delante del apartamento, ainssss, qué ganas de quedarse dan pero noooo, somos los Gran Fondo y nos toca cumplir penitencia, un Avemaria, dos Padrenuestros y un Puerto de Crucetillas. Y ya luego puedes entrar en meta.
José me coge en el pueblo y hacemos un grupito. Al salir de la población sopla un viento en contra importante y de pronto la gente se quita de enmedio y dejan a Zape de mascarón de proa, -qué cojones...! al cabo de un rato paso yo el relevo y me pongo en cabeza y así llegamos hasta el cruce de la subida donde me aparto y les digo a los chupocteros que ya está bien, que el billete de tren se acabó.

Ponemos ritmo de marcheta y parriba que queda un rato, me hago a la idea de que es como una Marina, nada, pues ya está. Es uno de esos puertos que tiene carteles informativos de cada km con su desnivel máximo y medio, así vas avisado, sin sustos. Y poco a poco se van consumiendo los kms, voy haciendo cábalas del tiempo que me queda y así, finalmente llego arriba, con bastante suficiencia esa es la verdad aunque también es cierto que he hecho la subida con precauciones no fuera a ser que me atacaran los canes en los últimos kms.
En meta enseguida llegan mis compañeros, hemos sacado adelante una bonita marcha con buena nota. Felices y contentos tras hacernos la foto de rigor iniciamos el descenso hasta Riopar donde recibimos la medalla bien merecida de Terminadores, que es de lo que trata el objetivo en nuestro caso, de completar el recorrido de una manera digna. Que no es poco.
En la meta hay comida y bebida con la que recuperarnos del esfuerzo y sobre todo unos miguelitos de chuparse los dedos. Aunque no soy muy de ídolos me he hecho dos fotos, una con Purito y otra con Mauri, los dos muy buenos tíos.
Como diría Anibal, el del Equipo A, me encanta que salgan bien los planes. Y éste ha salido a la perfección en gran parte también por el buen hacer de mis compañeros José y Paco. Gracias!
Apuntada queda esta marcha para venir el año que viene.
 

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